Un equipo de matemáticos, científicos de la computación, arqueólogos y estudiosos de la Biblia ha creado un algoritmo que analiza el texto bíblico para ayudar a responder una de las preguntas más antiguas: ¿quién escribió el Antiguo Testamento?
La herramienta se basa en datos estadísticos fríos, específicamente en la frecuencia de palabras, para determinar si un pasaje puede atribuirse a alguna de las fuentes que los académicos han identificado como voces autorales distintas en la Biblia Hebrea. “Incluso hoy, si tres personas escriben un discurso, cada una tendrá ciertos ‘tics del lenguaje’”, explicó la matemática Shira Faigenbaum-Golovin, de la Universidad de Duke. El software busca esos patrones inconscientes en los textos bíblicos.
Durante siglos, la tradición atribuyó los cinco primeros libros de la Biblia a Moisés. Sin embargo, estudios críticos desde el siglo XVIII han mostrado que la Biblia es una obra compuesta y editada durante siglos, con múltiples estilos, ideologías y versiones de algunos relatos. Por ejemplo, los primeros capítulos del Génesis ofrecen dos relatos diferentes de la creación.
Los investigadores actuales distinguen entre textos “sacerdotales” y “no sacerdotales”. El llamado material sacerdotal (abreviado como “P”) es una fuente tardía, posiblemente escrita al final del exilio en Babilonia o en el periodo persa. Se enfoca en rituales y leyes del templo. Otra fuente importante es “D”, identificada como el autor del Deuteronomio, con énfasis en la ley y la adoración centralizada en Jerusalén, asociado con el rey Josías en el siglo VII a.C.
El equipo dirigido por Faigenbaum-Golovin y el científico informático Alon Kipnis, probó su algoritmo con 50 capítulos bíblicos ya clasificados por expertos. “Tomamos cada texto, sin saber su origen, y lo comparamos por distribución de palabras. Logramos separarlos casi perfectamente”, afirmó Faigenbaum-Golovin.
El algoritmo también fue aplicado a textos de origen incierto, como el relato del Arca de la Alianza en Samuel y el libro de Ester. En este último, el software indicó que no puede asociarse a la fuente sacerdotal, aunque se sitúa en el mismo periodo persa. Esto respalda la teoría de que Ester fue escrito más tarde, posiblemente en la época helenística.
Sobre el Arca, el relato de 1 Samuel (cap. 4 al 7) narra cómo fue capturada por los filisteos y luego guardada en Quiriat Yearim. En 2 Samuel 6, el rey David la traslada a Jerusalén. Aunque a veces se consideran un solo relato, el análisis estadístico sugiere que fueron escritos por diferentes autores en épocas distintas.
“Esto apoya la posibilidad de que el primer relato sea una reelaboración de un texto más antiguo del reino del norte de Israel”, señaló el académico Thomas Römer. “Abre una nueva vía para entender históricamente la Biblia”, concluyó el arqueólogo bíblico Israel Finkelstein. Lejos de reemplazar el estudio bíblico tradicional, esta herramienta busca iluminar el camino con nuevas herramientas tecnológicas al servicio del conocimiento de las Escrituras.