Biblia católica vs Biblia evangélica: ¿qué libros cambian y por qué?

Recientemente un amigo comenzó a asistir a una iglesia en su ciudad y tras varias reuniones decidió que era momento para comprar una Biblia. Así que fue a una librería y la pidió. El vendedor le preguntó que cuál Biblia quería y se sorprendió porque no sabía que existían varias. Le explicó a la iglesia donde estaba yendo y el dependiente, muy bien informado le ofreció una Biblia protestante (o evangélica). ¿Por qué existe esta distinción entre el buen libro en las dos ramas principales del cristianismo?

La diferencia principal entre la Biblia protestante y la católica radica en el número de libros que componen el Antiguo Testamento. Mientras que la Biblia católica contiene 73 libros, incluyendo los llamados deuterocanónicos, la protestante tiene 66, excluyendo estos textos adicionales.

El canon bíblico es el conjunto de libros que una comunidad religiosa considera inspirados y autoritativos. Su formación fue un proceso que se desarrolló durante siglos. En los primeros siglos del cristianismo, se utilizaban diversas colecciones de escritos sagrados, pero fue en los concilios de Hipona (393) y Cartago (397) donde se estableció el canon que la Iglesia católica sigue utilizando hoy en día. Posteriormente, en el Concilio de Trento (1546), la Iglesia reafirmó este canon y declaró inspirados los siete libros deuterocanónicos.

El Canon católico incluye los libros deuterocanónicos: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico (Sirácida), Baruc, 1 y 2 Macabeos, además de secciones adicionales en Ester y Daniel (Catecismo de la Iglesia Católica, n.º 120). Estos libros estaban en la Septuaginta, la versión griega del Antiguo Testamento usada por los primeros cristianos y citada en el Nuevo Testamento. Según el teólogo Scott Hahn, “los autores del Nuevo Testamento usaron la Septuaginta con frecuencia, lo que sugiere su validez para la Iglesia primitiva” (Understanding the Scriptures, 2005, p. 34).

Por otro lado, la Biblia protestante sigue el canon judío establecido por los rabinos en el siglo I d.C., que excluyó los libros deuterocanónicos por no estar originalmente escritos en hebreo. Martín Lutero, en la Reforma Protestante del siglo XVI, adoptó este canon más corto. Según el teólogo protestante Bruce Metzger, “Lutero consideró que estos libros eran útiles para la edificación, pero no doctrinalmente vinculantes” (The Canon of the New Testament, 1997, p. 191). A medida que el protestantismo se consolidó, especialmente con la difusión de la Biblia impresa en el siglo XVI y XVII, las iglesias reformadas estandarizaron el canon de 66 libros, promoviendo la traducción de Biblias basadas en este criterio.

Esta diferencia también influye en doctrinas clave. Por ejemplo, 2 Macabeos 12:46 menciona la oración por los muertos, una práctica que respalda la doctrina católica del purgatorio, pero que los protestantes no aceptan por considerar este libro apócrifo.

En conclusión, la diferencia entre ambas Biblias es el resultado de decisiones teológicas y tradiciones históricas. Mientras la Iglesia católica mantiene los libros de la Septuaginta, los protestantes siguen el canon hebreo, excluyendo los deuterocanónicos, una decisión que se consolidó con la Reforma y la difusión de Biblias basadas en este criterio.


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