Una nueva investigación sugiere que algunos de los Rollos del Mar Muerto podrían haber sido escritos hasta un siglo antes de lo que se creía. El hallazgo se debe a un programa de inteligencia artificial llamado “Enoc”, entrenado por investigadores de la Universidad de Groningen, en los Países Bajos, para estimar la antigüedad de manuscritos antiguos a partir de una combinación de análisis paleográfico (estudio de la escritura antigua) y datación por radiocarbono.
“Hay cerca de mil rollos bíblicos separados. No se puede fechar por carbono a todos, y la belleza de esto es que no hace falta”, explicó Mladen Popovic, profesor de Biblia Hebrea y Judaísmo Antiguo. “La inteligencia artificial combina la evidencia física del radiocarbono con el análisis de la forma de las letras, que también es evidencia empírica”.
Según los investigadores, “Enoc” fue entrenado con unos 30 rollos cuya datación por carbono era conocida, y luego se le mostró un conjunto de 135 manuscritos no datados. En muchos casos, las fechas sugeridas fueron considerablemente más antiguas de lo que los expertos habían estimado.
Por ejemplo, fragmentos de los libros de Jeremías y Samuel, antes atribuidos al siglo III a.C., podrían haber sido escritos ya a finales del siglo IV a.C. Lo mismo ocurre con fragmentos de Daniel y Eclesiastés, que se pensaban del siglo II a.C., pero que “fueron escritos hasta un siglo antes”, señala Popovic. Esto coincide con la época en que muchos estudiosos creen que esos libros fueron compuestos originalmente.
“Esto nos da la oportunidad de repensar la producción y difusión de los textos bíblicos”, añade Popovic. “En lugar de ver los cambios en los textos como algo que ocurrió mucho después, esto muestra que ocurrieron rápidamente, en el mismo tiempo de los autores”.
Los Rollos del Mar Muerto, descubiertos en 1947 en cuevas cercanas a Qumrán, contienen manuscritos bíblicos y documentos religiosos y civiles que habrían sido escondidos durante las revueltas judías contra Roma. Gracias al clima seco del desierto, se preservaron durante siglos. Son una fuente invaluable para comprender el judaísmo antiguo y el contexto en que surgió el cristianismo.
En cuanto a la escritura, los investigadores descubrieron que los estilos conocidos como “asmoneo” y “herodiano” aparecieron antes de lo esperado, incluso antes del reinado de Herodes el Grande. Esto sugiere una evolución más temprana de la escritura hebrea.
Popovic concluye que los manuscritos más antiguos ahora pueden fecharse en el siglo IV a.C., y que hay más ejemplares del siglo III a.C. de lo que se creía. “Saber que algunos rollos son tan antiguos como partes del Antiguo Testamento significa que podemos ‘casi tocar las manos que escribieron la Biblia’”.
Para creyentes cristianos, este hallazgo es profundamente significativo, ya que fortalece la autenticidad histórica de las Escrituras y ofrece una ventana directa a los tiempos en que se registraron las promesas de Dios.